Un par de pasajes de 'Tarde de momentos morbosos'

Y he aquí que al agacharse se entreabrió su albornoz, bendita fortuna, regalándome una amplia, inesperada y bella perspectiva de sus generosos pechos. Al instante aparté la mirada impulsado por un pudor atávico, pero un momento después, guiado por una aún más profunda curiosidad, volví a dirigirla hacia aquellos dos grandes senos que pugnaban por salirse de la prenda que a duras penas los contenía, dejándome adivinar furtivamente la aureola sonrosada de los pezones. Fueron unos segundos deliciosos en los que deseé con ardor que un manotazo de las niñas me descubriese por completo la fantástica geografía de aquellas tetas. Ellas (niñas y grandes) estaban a lo suyo, ignorando completamente mi presencia, y yo mientras tanto sentía afluir la sangre a mi miembro viril, tan próximo al rostro de Laura que de haberme corrido a aquella distancia sin duda hubiera derramado generosos chorros de cálido semen sobre aquellos pechos descarados y provocativos.


Abrí el archivo en vista previa y por un instante me sentí el hombre más feliz del mundo: ante mí se mostraban en todo su esplendor las gloriosas tetas de la hermana de mi novia, enormes y blancas, surcadas por diminutas venitas azules y coronadas por una amplia aureola rosada sobre la que se erguía enhiesto el botón del pezón; sin duda unos de los senos más generosos que yo haya contemplado, algo caídos, sí, pero aun así bien puestos, amenazando en su voluptuosidad con desbordarse más allá de la pantalla del ordenador.

2 comentarios:

  1. Gracias por tu comentario, Sisisfodichoso. Lo cierto es que con estos relatos pretendo reflejar situaciones cotidianas pero morbosas e 'inconfesables', y si consigo que sean "vívidos y realistas" es que vamos por el buen camino. Te invito a seguir pasando por aquí; hoy mismo presentaré el segundo volumen de la colección. Un saludo.

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